Por Melisa Santander
Quién no recuerda al gran ídolo de México, Pedro Infante, el dueño de una voz inconfundible y un talento único; sus humildes orígenes no le impidieron llegar lejos, pues gracias a su trabajo en el cine logró forjar una buena fortuna, la misma que a la hora de su muerte en 1957 era de 20 millones de dólares, los cuales con la inflación ascendieron a más de 100 millones de dólares.
Los mismos que desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, todo por la bondad de Pedro Infante, y es que se dice que siempre fue muy generoso con todos sus bienes y dinero. Y también habría sido muy confiado sobre este tema, por lo que nunca hizo un testamento que explicará como debían distribuirse sus bienes en caso de que él faltara.
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Y fue justamente esto esta confianza fue la que llevó a la ruina a su familia, cuando recibió la traición de la gente en la que confió, resulta que como no tenía testamento, porque así se lo había recomendaddo Matouk, él y el administrador, Ruperto Prado, decidieron poner a su nombre la mayoría de las propiedades del artista, dejando sin nada a la familia de Pedro.
Y mucho menos Irma Dorantes, quien fue la última pareja de Pedro, con quien supuestamente se iba a casar después de divorciarse de su primera esposa. Y es que el actor tenía fama de mujeriego y enamorador.
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