Por Melisa Santander
Pedro Infante es sin duda alguna uno de los actores más importantes del cine mexicano, pero su popularidad no solo se debía a su gran talento actoral o musical, sino a su forma de ser, a su carisma y humildad, pues son varias las historias que narran estas características del ídolo de Guamuchil.
Una de esas historias es la que narran dos cocineras, quienes entusiasmadas por conocerlo en una presentación decidieron acercarse a él e invitarlo a comer un guiso en la casa en la que trabajaban, él les dijo que le dieran la dirección y si podía al terminar sus ocupaciones les aceptaría la invitación.
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Ellas creyeron que era solo cortesía del artista; pero él les dijo la verdad, una vez que terminó todos sus compromisos llegó hasta la casa y tocó el timbre; ellas se sorprendieron y le confesaron que la familia para la que trabajaban no estaba, por lo que lo invitaron a comer.
Y al ver que el gran Pedro Infante era el invitado ordenaron poner la mesa y usar la mejor vajilla, pero él les explicó que prefería comer el guiso junto a las cocineras así fue como todos comieron en la cocina junto al protagonista de Pepe el Toro.
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